El oso negro es una especie emblemática en
nuestro país. Su población se distribuye tanto en la Sierra Madre Occidental
como en la Sierra Madre Oriental hasta su límite sur con la Sierra Gorda en
Querétaro. La NOM-059-SEMARNAT-2010 lo enlista como una especie en peligro de
extinción, excepto en la Sierra del Burro, Coahuila, donde está catalogada como
sujeta a protección especial, la condición más baja de riesgo para poblaciones
silvestres.
Por tal razón, la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales, informó que la población de oso negro
distribuida en la Sierra del Burro representa un ejemplo excepcional de conservación,
dadas las condiciones de su población respecto del resto de esta fauna
distribuida en otras regiones del país.
La cacería furtiva y la fragmentación y
degradación de su hábitat figuran entre las principales amenazas que afectaron
negativamente a las poblaciones de oso negro. No obstante, en la Sierra del
Burro ese proceso se pudo revertir gracias a la colaboración del Gobierno
Federal y los ganaderos interesados en la conservación, ya que al establecer
Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) se generó un
proceso en el cual la actitud y decisión de los habitantes de esas tierras fue
determinante para conservar esa zona, única por sus características
fisiográficas.
Mediante estos esquemas se ha controlado
tanto el sobrepastoreo como otros impactos causados al hábitat natural,
permitiendo que la flora y fauna se recuperara en terrenos previamente
perdidos. De igual manera, el manejo del agua en el territorio propició la
ampliación de hábitat disponible para los osos y que en general mejorara el
estado de conservación de esos plantígrados.
Tales medidas fueron exitosas y lograron
proteger y recuperar diversos hábitats silvestres, lo cual trajo consigo un
aumento en la población del oso negro. En la Sierra del Burro esta especie ha
sido estudiada y monitoreada, entre otros factores, gracias a los programas de
manejo de las Unidades de Manejo Ambiental (UMA), situación que ha repercutido
en que ejemplares de la población de oso negro de Coahuila se desplacen hasta
la Sierra del Carmen y el Parque Nacional Big-Bend, en Texas.
Tras concluir la temporada de incendios
forestales, tanto pobladores de la zona como personal de la Comisión Nacional
Forestal (Conafor) y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente
(Profepa), realizan acciones de ayuda a la fauna afectada con la instalación de
comedores y bebederos para que diversas especies regresen a su territorio.
Además que la Semarnat apoya a los ranchos afectados.
De acuerdo con la ley ambiental mexicana,
atentar contra un oso negro puede tener diversas sanciones que alcanzan de tres
o hasta nueve años de prisión.
0 comentarios:
Publicar un comentario